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A finales del Porfiriato, la Ciudad de México vivía una época de modernización profunda. El 15 de enero de 1900 se inauguró la primera línea de tranvía eléctrico, entre Chapultepec y Tacubaya, reemplazando gradualmente al transporte animal.
La presión urbana combinada con la implementación de la energía eléctrica, impulsada en buena medida por el abastecimiento de agua y energía de la presa Necaxa, condujo a una rápida expansión de la red tranviaria a lo largo y ancho del valle.
Para la década de 1910, la red de tranvías ya conectaba el Zócalo con zonas como Azcapotzalco, Villa de Guadalupe, Tlalpan y Xochimilco, articulando el crecimiento urbano disperso y la integración del espacio metropolitano.

Impresión litográfica a color sobre papel
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